Un plan de vuelo para las aves en un mundo en calentamiento

El jefe científico de Audubon está planeando un futuro para las aves. He aquí cómo podrían sobrevivir.

La rebeldía de Gary Langham despertó cuando tenía 13 años. No se manifestó en el uso de drogas o en peleas; él simplemente dejó de observar aves. El padre de Langham, un botánico, se había enganchado con la observación de aves, luego de descubrir que este pasatiempo podía ser muy competitivo. A los siente años de edad, su hijo, amante de la naturaleza, anotó su primera identificación, una urraca de Nuttal, en su patio trasero en Sacramento, California y fue incluido en la actividad, marcando una lista vitalicia y luchando por las mejores puntuaciones en los Conteos Navideños de Aves. "Durante años pasé cada fin de semana y todas las vacaciones en el asiento trasero del coche", dice Langham, actualmente jefe científico de Audubon y arquitecto del nuevo estudio de la organización sobre el clima y las aves de América del Norte. "A veces, conducíamos siete horas, veíamos un ave poco común, y luego conducíamos siete horas de regreso". 

Para cuando llegó a su adolescencia, Langham había visto más de quinientas especies y estaba harto del asiento trasero. Con edad suficiente para quedarse solo en casa, abandonó la observación de aves durante dos años. Un viaje de observación de aves a Venezuela dirigido por su padre lo llevó otra vez a la observación de aves. "Tres semanas en la selva, blandiendo un machete, acampando. Fue una aventura ideal para un niño", recuerda Langham. "Y había 1,300 especies que ninguno de nosotros conocía; eso nivelaba el campo de juego".  

A los 18, lideraba excursiones de observación de aves, a menudo con su padre, y había descubierto 1,100 especies solo en Venezuela, antes de cumplir los 21. Langham lideró excursiones hasta que tuvo 38 años, utilizando los ingresos para financiar un viaje de veinte años, mediante una licenciatura, un doctorado en ecología y biología evolutiva en Cornell y un posdoctorado en Australia, donde por primera vez se adentró en los modelos climáticos, investigando cómo los cambios han afectado a siete especies de lagartos con el pasar de los milenios.

En 2007, cuando Audubon California se encontraba en la búsqueda de contratar a un científico principal, Langham aprovechó la oportunidad. La base de datos de CBC de Audubon, que él había ayudado a elaborar desde su infancia, era una gran atracción. "En un siglo de observaciones, nadie se había preocupado en predecir cómo el cambio climático podría afectar a las aves", dice Langham, cuyo trabajo de posdoctorado estaba plagado de datos escasos. "No lo podía creer". En su entrevista de trabajo, propuso utilizar el CBC y los datos del Programa de Supervisión de Aves en Reproducción para determinar las condiciones climáticas específicas, tales como la temperatura, que cada especie necesita para sobrevivir. Luego, dijo, ingresaría información en las proyecciones de computadora sobre el clima mundial, señalando dónde podría vivir el ave en el futuro.

Glenn Olson, quien era entonces director ejecutivo de Audubon California, quedó cautivado. "Fue totalmente su idea; él estaba muy apasionado al respecto", dice Olson, ahora Presidente en Conservación de Aves de Donal O'Brien, de Audubon. Con el trabajo a realizar, Langham contrató al modelador climático Bill Monahan e incluyó el trabajo sobre clima, entre otras responsabilidades, tales como la supervisión del programa de Áreas de Importancia para las Aves del estado. En 2010, se informó que entre 110 y 310 especies de California experimentarían una pérdida significativa de hábitat para el año 2100. Los resultados convencieron al Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los EE. UU. de aportar $278,000 para un estudio de todo el continente. 

En 2011, mientras el proyecto estaba en marcha, Langham se mudó a Washington, D.C., para ocupar el puesto de jefe científico de Audubon. "Gary es increíblemente inteligente, siempre positivo y participativo. No puedo imaginar un mejor sucesor", dice el ex jefe científico, Frank Gill, haciendo referencia a lo extraño que es contar con "un científico que tiene las habilidades de él, pero que también es capaz de resumir la ciencia de manera concisa para el público".

En el nuevo estudio que abarca todo el continente, actualmente bajo revisión por pares, el equipo de Langham encontró que 314 de las 588 especies están en riesgo de "peligro debido al clima" o "amenazadas debido al clima", es decir, se podría perder más de la mitad de su rango para el año 2050 o 2080, respectivamente. El especialista en visualización de datos de Langham, Tom Auer, creó mapas de distribución para cada especie, proporcionando resúmenes sintéticos de cómo se prevé que sobrevivirán las aves. (Todos los 314 mapas interpretativos se pueden observar en audubon.org/climate). "¿Cómo suena el futuro?" Langham levanta la barbilla, frunce los labios y deja escapar un perfecto cuu-u-uu de una huliota, cuya gama se expandirá enormemente.

Otras especies, como el gorrión de Baird, podrían terminar sin ningún lugar adonde ir. "Los modelos nos dan una buena idea de qué especies son más sensibles al cambio previsto", dice Langham. "Pero ningún modelo es perfecto. Estoy totalmente convencido de que algunas especies sufrirán más de lo previsto, y a otras les irá mejor". Por ejemplo, un ave podría adaptarse a un clima más seco, pero los insectos de los cuales se alimenta no podrían. A la inversa, un ave podría adaptarse mejor de lo previsto si, por ejemplo, se reduce un depredador o competidor que limita actualmente sus zonas de distribución.

Aunque el pronóstico general es sombrío, Langham tiene un don para inspirar esperanza. "El optimismo de Gary es contagioso", dice Justin Scheutz, quien dirigió el equipo de análisis de datos del proyecto y supervisó el trabajo día a día. "Ahora me siento optimista de maneras que no creía que me sentiría, sobre nuestra capacidad de afectar el futuro".

Con el trabajo de modelado inicial que se realizó, el equipo de Langham se está preparando para publicar los datos, con la esperanza de desencadenar otros estudios que incorporen factores agregados, como el hábitat. Y están identificando las áreas prioritarias para la conservación, los "pilares" donde ahora viven las aves que serán la clave para múltiples especies en el futuro. Si resultan ser Áreas de Importancia para las Aves, mejor. "Ese sería el mejor escenario posible", dice. "No se puede cometer un error al salvar un Área de Importancia para las Aves que es, a su vez, un pilar climático".

Langham también está ayudando a diseñar un nuevo proyecto de ciencia ciudadana, en la que el público podrá ver cómo las predicciones para 2020 se comparan con lo que realmente está sucediendo en el suelo. Esos resultados se incorporarán a modelos actualizados y ayudarán a dirigir la conservación. ¿Participará su propia hija? "Absolutamente", dice Langham, y agrega rápidamente, "siempre y cuando ella quiera".

Nota del editor: En septiembre de 2015, el método científico utilizado en el Reporte de las Aves y Cambio Climático de Audubon fue completamente revisado por pares. Haga clíc aquí para la información en revistas científicas (disponible en inglés).