De los cantos a los datos: midiendo la biodiversidad con el Índice de Amigabilidad con las aves de Audubon

El Índice de Amigabilidad con las Aves de Audubon revela cómo las soluciones basadas en la naturaleza benefician a la biodiversidad.
A backlit Barn Swallow flies around tall green reeds.
Barn Swallow. Foto: Patrick McDonald/Audubon Photography Awards

En un mundo que enfrenta la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, la necesidad de contar con herramientas prácticas para medir la salud de la naturaleza nunca ha sido tan urgente. Ahí es donde entran las aves - y por eso el Índice de Amigabilidad con las Aves (Bird-Friendliness Index en inglés, BFI) de Audubon está cobrando fuerza en todo el hemisferio occidental. Este indicador mide la abundancia, diversidad y resiliencia de las comunidades de aves, para entender cómo está la salud de los hábitats y hacer un seguimiento de los avances de la biodiversidad con a lo largo del tiempo. 

Las aves nos maravillan, pero también pero también nos revelan secretos sobre la naturaleza.. Son poderosas indicadoras de la salud de los ecosistemas. Su presencia -así como la diversidad de especies y las funciones que desempeñan en la comunidad- puede decirnos mucho sobre el estado de la naturaleza. El Índice de Amigabilidad con las Aves (IAA) de Audubon se basa en esta idea, ofrenciendo una forma práctica -pero científicamente rigurosa -, de medir la biodiversidad a partir de los datos de las comunidades de aves. 

¿Por qué las aves? 

Las aves son carismáticas, están ampliamente distribuidas y son sensibles a los cambios ambientales. Se encuentran en casi todos los ecosistemas del planeta y su presencia es relativamente fácil de detectar a través de observaciones o por sus cantos. Esto las convierte en candidatas ideales para monitorear la biodiversidad.  

Cada avistamiento de una especie, cada pitido y cada canto constituyen un dato valioso. El Índice de Amigabilidad con las Aves utiliza datos de observaciones y de monitoreo acústico para evaluar la diversidad y la salud de las comunidades de aves, proporcionando una ventana de información hacia la amplia biodiversidad presente en un paisaje. 

Sin embargo, el BFI va más allá de simplemente contar aves o seguir la presencia de una sola especie amenazada. Ofrece una visión integrada de la salud del hábitat según la diversidad funcional de las aves: no solo cuántas están presentes, sino cómo la variedad de especies, 
—con dietas, comportamientos y necesidades de hábitat diferentes, y por tanto distintos roles en la comunidad—refleja la riqueza y resiliencia del ecosistema. En pocas palabras, un puntaje alto en el BFI indica que un hábitat está albergando una gran cantidad de aves, y esto a su vez es signo de un ambiente sano y biodiverso. 

Práctico, escalable y accesible  

Una de las mayores fortalezas del BFI es su escalabilidad. Puede aplicarse en hábitats muy diversos - desde manglares y humedales hasta bosques y paisajes ganaderos -  y en distintas zonas geográficas, desde las Grandes Llanuras de los Estados Unidos hasta los bosques de niebla de Colombia. También es una herramienta rentable, gracias al uso de unidades autónomas de grabación (Autonomous Recording Unit, ARU) de bajo costo, que capturan el paisaje sonoro natural de una región. Estas grabaciones son analizadas mediante inteligencia artificial, lo que permite a los investigadores evaluar las tendencias de las especies y calcular el BFI. 

Este método, conocido como monitoreo acústico pasivo, hace que el monitoreo de la biodiversidad sea más accesible, especialmente en áreas remotas. Además, promueve la participación de comunidades locales en la recopilación e interpretación de los datos, fortaleciendo los resultados en conservación y mejorando las capacidades locales. También permite recopilar datos sin necesidad de conocimientos especializados, lo que hace que este método sea accesible para diversos grupos: por ejemplo, ganaderos que quieren conocer mejor sus tierras o empresas que esperan evaluar el impacto de las decisiones del uso del suelo en la biodiversidad.  

Aprovechando la IA para lograr un mayor impacto

Recientemente, Bezos Earth Fund reconoció a Audubon por el uso innovador del BFI y del monitoreo acústico y le otorgó 2 millones de dólares a través de su Gran Desafío de IA para el Clima y la Naturaleza (AI for Climate and Nature Grand Challenge). Este apoyo permitirá escalar el uso del monitoreo acústico impulsado por IA en toda América Latina, particularmente a través de la iniciativa Conserva Aves, que busca proteger más de dos millones de hectáreas de hábitats para las aves para 2028. 

Poner herramientas avanzadas de IA en manos de Audubon y sus socios permitirá que las personas encargadas de manejar algunos de los ecosistemas más importantes del mundo comprendan mejor las tendencias de la biodiversidad. A su vez, estos conocimientos pueden contribuir al fortalecimiento de la conservación en todas las Américas. 

Una herramienta que funciona en distintos hábitats y fronteras 

Desde su publicación en la revista Diversity and Distributions en 2020, el Índice de Amigabilidad con las Aves se ha aplicado en millones de hectáreas. A partir de esta experiencia, Audubon ha identificado tres usos principales del BFI: 

  • Establecer líneas base: conocer el estado de la naturaleza en lugares prioritarios. 
  • Comparar sitios: evaluar la biodiversidad en diferentes zonas geográficas. 
  • Medir el impacto a lo largo del tiempo: seguir las mejoras de la biodiversidad gracias a proyectos de mitigación del cambio climático, gestión del agua o restauración del suelo. 

Por ejemplo, en los manglares de Panamá, los datos provenientes de los dispositivos de moniteoreo acústico de bajo costo permitieron establecer una línea base de la biodiversidad y revelaron una correlación entre el carbono encima del suelo y el BFI. En los Grandes Lagos de Estados Unidos, los puntajes del BFI mostraron que los humedales restaurados eran significativamente más amigables con las aves que los no restaurados. En las haciendas ganaderas que integran prácticas silvopastoriles en el Valle del Cauca, en Colombia, el BFI aumentó a medida que incrementaba la cobertura de bosque y forraje. Y en las tierras certificadas por Audubon como amigables con las aves en EE. UU., los puntajes del BFI aumentaron en un 8 % anual y un 76 % en un periodo de 8 años, lo que constituye un testimonio de los beneficios para la biodiversidad cuando se promueve una mejor gestión del territorio. 

El BFI no es solo una herramienta para científicos, sino un poderoso recurso para cualquiera que trabaje en la restauración de la naturaleza, la mitigación del cambio climático o la inversión en resultados sostenibles. Esto incluye a: 

  • Organizaciones de conservación y desarrolladores de proyectos, que pueden utilizar el BFI para priorizar y monitorear los aumentos en biodiversidad. 
  • Empresas, que pueden integrar el BFI en proyectos relacionados con la naturaleza para demostrar y divulgar avances cuantificables hacia objetivos relacionados con la naturaleza, y los beneficios colaterales de la acción climática para la biodiversidad. 
  • Instituciones financieras, incluidos inversores y bancos de desarrollo, que pueden utilizar los datos de BFI para evaluar las oportunidades relacionadas con la naturaleza, hacer un seguimiento al desempeño de inversiones verdes, monitorear posibles efectos adversos de las inversiones y ayudar a evaluar el cumplimiento de salvaguardas. 
  • Organizaciones filantrópicas, que pueden apoyar proyectos con resultados claros en biodiversidad. 

El Índice de Amigabilidad con las Aves es más que un indicador: es un movimiento hacia un monitoreo de la biodiversidad más inteligente y escalable. Y está ayudando a socios de todos los sectores a tomar decisiones informadas que benefician a las aves, los ecosistemas y las comunidades.