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Cuando hablamos de la importancia de los ecosistemas emblemáticos, casi siempre se menciona la majestuosidad y relevancia de los manglares.
Pero más allá de este reconocimiento general, la profundidad y alcance de su valor sigue siendo un concepto algo abstracto en el imaginario colectivo. ¿Qué valores y servicios queremos conocer de los manglares? ¿Qué medios utilizamos para aprender sobre ellos? ¿Cómo traducimos, difundimos, compartimos y transferimos ese conocimiento a los diferentes actores interesados y a la sociedad en general? ¿Y cómo lo usamos para influir en quienes toman decisiones y en las políticas que luego requieren el apoyo de una red de actores que trabajan en distintos niveles, para asegurar su preservación y beneficios?
Aunque esto pueda parecer una tarea abrumadora, abordarla podría reducirse simplemente a enfocarnos en la conexión. Los manglares no existen en el vacío. De hecho, son el gran conector entre el paisaje terrestre y marino. Protegen y están intrínsecamente ligados a las tierras bajas de las cuencas hidrográficas que albergan actividades productivas, comunidades y humedales continentales. Su relación con otros hábitats costeros como estuarios, planicies de lodo, bancos de arena y playas, lagunas y praderas marinas, es comparable a la relación simbiótica entre las especies que los habitan y comparten. Además, contribuyen enormemente al ambiente marino en general mediante sus funciones de filtración, crianza y estabilización, entre otras.
Volviendo a nuestras preguntas iniciales, podemos utilizar el concepto de conexión como una analogía para nuestra estrategia de conservación y valoración de los manglares. La National Audubon Society implementó el proyecto Patrimonio Natural Azul (Blue Natural Heritage, BNH) en Panamá entre 2021 y 2025 con esta idea en mente: conectar la ciencia, la comunicación, la educación y la política en un esfuerzo altamente colaborativo centrado en dos sitios de importancia hemisférica para la biodiversidad y las aves migratorias: la Bahía de Parita y la Bahía de Panamá.
Con el apoyo del Fondo de Carbono Azul del Reino Unido, a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y en colaboración con el Ministerio de Ambiente de Panamá, la Sociedad Audubon de Panamá como organización nacional líder, y numerosos aliados, el proyecto BNH ayudó a avanzar en el conocimiento científico y técnico esencial para la planificación y gestión de los manglares a nivel de sitio y de país. También fomentó la participación local mediante la educación y campañas de sensibilización pública; y creó una plataforma de apoyo para la implementación de políticas costeras y de manglares, tanto a nivel nacional como internacional.
Hoy, precisamente en el Día Internacional de la Defensa del Ecosistema de Manglar declarado por la Unesco, celebramos los logros del proyecto junto a nuestros socios y aliados a través de la presentación del story map sobre el Patrimonio Natural Azul (en español e inglés), que resume nuestras acciones y contribuye a nuestro objetivo de comunicar, compartir y crecer conjuntamente en nuestro conocimiento sobre estos tesoros naturales.
Como resultado de este fundamental proyecto también queremos compartir una serie de documentos y soportes científicos que no solo dan cuenta de la riqueza y complejidad de este ecosistema, sino los hallazgos, realidades y retos que plantean, insumos que pueden contribuir a fortaleces programas, políticas públicas y las acciones que desde diversos frentes -comunitario, industrial, sector privado, sociedad civil, entidades gubernamentales y organizaciones internacionales- se puedan avanzar para proteger este patrimonio natural. Entre ellos:
Al mismo tiempo, buscamos construir sobre nuestros éxitos y aprender de nuestros fracasos, afinando y reajustando nuestros esfuerzos y siempre procurando involucrar a la audiencia más amplia posible. Porque así como los manglares conectan la naturaleza, nosotros estamos conectados a ellos sin importar dónde estemos.