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Las aves limícolas de Florida están nidificando en bandada este año

Una temporada de lluvias especialmente fuerte demuestra que, ante la oportunidad, el ecosistema de Everglades puede recuperarse de un siglo de abusos.

En los bosques de cipreses del santuario Corkscrew Swamp de Audubon, los estanques parecían hervir. Era un día de abril extremadamente caluroso en el oeste de Everglades, pero no era el calor que agitaba el agua, eran los peces: amia calvas jóvenes, bagres y otras especies de agua dulce atrapadas en los estanques estacionales que se encogían.

Un quién es quién de aves limícolas había descendido al banquete desde los árboles colmados de nidos que se encontraban cerca. Las Garcetas Grandes, Garzas Ceniza y Garcetas Tricolores estaban al acecho listas para cazar la presa. Las Espátulas Rosadas movían sus picos como detectores de metal en el fango. Los Ibis Blancos investigan metódicamente, mientras que las Cigüeñas de Cabeza Pelada se movían en fila por las partes poco profundas, con los picos entreabiertos listos para cerrarlos con rapidez cuando encontraban un trozo.

Es una escena que sucedió en todo el sur de la Florida esta primavera, cuando las aguas abundantes crearon las condiciones ideales para la reproducción. De manglares costeros a islas de árboles en pantanos tierra adentro, las cubiertas forestales goteaban rosa y marfil mientras las aves limícolas nidificaban alcanzando algunas de las cifras más altas en los últimos tiempos. Es muy temprano para un recuento final, pero este año se prepara para superar ampliamente un 2017 sólido, cuando se registraron más de 46,000 nidos de siete especies de aves limícolas.

Los biólogos han realizado un recorrido por aire, tierra y agua en busca de nidos en el área de protección de Everglades, lo cual incluye el Parque Nacional de los Everglades y las áreas de conservación al norte. Los investigadores han contado 3,141 nidos de Cigüeñas de Cabeza Pelada, más del doble del promedio de 10 años, y alrededor de 8,000 nidos de Garcetas Grandes, aproximadamente un 25 % por encima del promedio. Los Ibis Blancos se estaban reproduciendo en bandadas, con 34,400 nidos calculados, 50 % más de lo habitual. En una colonia de grajos de ibis llamada Alley North, se congregaron hasta 18,000 pares, posiblemente un récord para el lugar. Visto desde un Cessna que circunvuela a 1,000 pies, los ibis parecían pizcas blancas entre sauces color brócoli; en millas alrededor de la colonia, se agrupaban en estanques repartidos en praderas de juncias y se llenaban de peces y cangrejos antes de volver a casa. 

Los Everglades son el área de reproducción más importante de América del Norte para las aves limícolas, que han disminuido casi un 90 % en la región desde el siglo XX. Mientras que los esfuerzos masivos siguen restaurando la hidrología de este icónico ecosistema, los expertos tienen esperanza que el resurgimiento de este año de aves limícolas con patas largas demuestre que tienen la resiliencia para repuntar.

“No todo está perdido”, afirma Mark Crook, un ecologista aviar del el Distrito de manejo del agua del sur de la Florida, que edita un informe anual sobre la nidificación de aves limícolas. “Aún podemos recuperar el sistema”, comenta. “Esto muestra qué tan rápido pueden cambiar las cosas cuando tenemos el agua indicada”.

El año pasado, el sur de la Florida tuvo la temporada de lluvias más extrema en más de ocho décadas, desde diluvio bíblicos en junio hasta la ira del huracán Irma en septiembre. Las inundaciones dañaron hogares y propiedades, pero el verano húmedo tuvo un beneficio: Recargó los humedales poco profundos, imitando condiciones históricas del hábitat que proporcionaban apoyo a vastas bandadas de aves limícolas. 

 

Durante el siglo pasado, los humanos han drenado la mitad de las más de 4,000 millas cuadradas originales en los Everglades para el desarrollo y la agricultura. El río ancho y poco profundo que venía desde el lago Okeechobe, pasaba por el actual Parque Nacional de los Everglades y salía por la bahía de Florida ha sido diseñado con canales, bombas y diques que desvían el agua al este y oeste. Los proyectos de drenaje dieron lugar a granjas y viviendas, pero también restringieron el caudal de agua que ingresa a los Everglades, privando a las aves limícolas del hábitat de humedal, y como resultado, de las fuentes de comida. 

 

Por milenios, en los Everglades el agua de lluvia que fluía al sur llenaba los humedales, que crecían con peces y cangrejos de río. A medida que los niveles de agua bajaban durante la temporada de sequía, las presas quedaron varadas en estanques poco profundos. Si bien esa concentración de peces no es tan importante para las Garcetas Grandes y otras aves que cazan con la vista, las espátulas rosadas, las cigüeñas y los ibis encuentran comida explorando la superficialidad con sus picos. Usan estos espacios con muchas presas para alimentar a las crías y enseñarles el forrajeo.

In the dry season after Hurricane Irma drenched South Florida, pools of concentrated fish have formed in the deeper regions of the Everglades, attracting wading birds. Here, a Great Blue Heron spears a blue tilapia in Corkscrew Swamp Sanctuary. Mac Stone

Actualmente, muchos humedales poco profundos nunca se llenan, lo que obliga a las limícolas a reproducirse en otro lado, o a esperar estanques más profundos para posibilitar el forrajeo, lo cual puede resultar en polluelos que empluman de forma tardía y tienen menos chance de sobrevivir. Nuestros humedales pueden secarse muy rápidamente, dejando a los polluelos vulnerables ante mapaches que aguas llenas de caimanes los mantendrían afuera.

 

El año pasado las precipitaciones abundantes, seguidas de una disminución gradual durante la temporada de sequía, crearon condiciones ideales de nidificación similares a las del pasado. El caudal de agua dulce también ayudó a diluir la salinidad y a impulsar a que haya peces de presa en la bahía de la Florida, la desembocadura alimentada por los Everglades que se ubica entre el continente y los cayos de la Florida. Hasta 400 pares de Espátulas Rosadas nidificaron allí a principios de noviembre, meses antes que en años recientes, y alineados con los tiempos tradicionales de reproducción, dice Jerry Lorenz, director de investigación de Audubon de Florida.

A Great Egret in breeding plumage is backlit by a rising sun in Audubon's Corkscrew Swamp Sanctuary. Birds come from around the watershed to forage for fish in the pockets of deep water that form here during the dry season. Mac Stone

Las llamativas aves también siguieron nidificando en islas de manglares, derribando su tendencia de colonizar áreas en tierra firme para evitar el agua salada de mar que eleva su nivel como resultado del cambio climático. “Cuando tu pico mide nueve pulgadas de largo y tienes un aumento del nivel del mar de 6 pulgadas, no tienes dónde buscar alimento”, explica Lorenz. Las corrientes oceánicas, que bajaron levemente los niveles del mar a nivel local, parecen haber brindado un alivio temporal este año, comenta.

Con el tiempo, el aumento del nivel del mar puede dejar esas tierras fuera del alcance de las espátulas rosadas, pero esto no fue lo que inició su reducción. “Fue la falta de un caudal de agua dulce desde Everglades hasta la bahía de la Florida”, expresa Lorenz, y solo reponiendo dicho caudal podremos compensar el agua salada oceánica que entre a la bahía. “Es imperativo que recuperemos los Everglades para contrarrestar el aumento del nivel del mar, para impedir la entrada de agua salada”. 

Restaurar los Everglades requerirá mucho más que una sola temporada de lluvias increíble. Un programa federal y estatal de restauración de $16 mil millones de dólares que abarca 18,000 millas cuadradas ha comenzado para revertir un siglo de daños y hay varios proyectos de envergadura programados para los próximos años a fin de aumentar el caudal de agua que se dirige al sur. Estos esfuerzos para recargar los humedales y restaurar patrones de hidrología, según los expertos, podrían restablecer los tiempos históricos de nidificación y hacer del auge de 2018 una nueva norma.