Los Esfuerzos de Restauración en el Delta del río Colorado Están Funcionando

La ciencia sólida nos está ayudando a ayudar a las aves.

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Hasta hace poco, una visita al delta del río Colorado, debajo de la presa Morelos, se encontraba con un desierto árido en su mayoría salpicado de cedro salado y otras especies de plantas invasoras indeseables. Hoy en día, ese paisaje árido está dividido con grandes áreas de hábitat ribereño saludable lleno de álamos, sauces y mezquites. Estos son sitios de restauración administrados a través de acuerdos binacionales entre los Estados Unidos y México, e implementados por Alianza Revive el Río Colorado, una coalición de ONG que incluye a Audubon. Los esfuerzos de restauración se realizan con el apoyo y la asociación de la Oficina de Recuperación de los Estados Unidos, Conagua (la agencia nacional del agua de México), y las secciones de los Estados Unidos y México de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (IBWC, por sus siglas en inglés). Durante casi una década, el agua y los fondos han estado fluyendo a esta área en virtud de estos acuerdos binacionales, y hemos podido celebrar el flujo de agua hacia el Delta, y detallar la enorme importancia del Delta para las aves y otra vida silvestre. Pero, ¿cómo es la restauración aquí, y qué impactos estamos viendo de este trabajo?

Los acuerdos binacionales incluyen un sólido programa de monitoreo para ayudarnos a comprender cómo está funcionando nuestro enfoque de restauración y si se pueden hacer pequeños cambios para lograr resultados aún mayores. Los datos recopilados a través de este programa de monitoreo se incorporan a un proceso de gestión colaborativo y adaptativo  que utiliza la experiencia de académicos, expertos de agencias y profesionales de la restauración, que publican sus conclusiones en informes semestrales.  Recientemente, la IBWC publicó el primer informe bajo el actual acuerdo del Acta 323, que documenta los beneficios ambientales acumulativos de estos esfuerzos de restauración realizados hasta 2018. La buena noticia es que nuestros esfuerzos de restauración son efectivos para crear y mantener el hábitat de las aves.

En 2018, los equipos de monitoreo de aves observaron más aves en total (74 %) y tipos de especies (20 %) como el chipe grande, papamoscas negro y matraca del desierto en áreas ribereñas restauradas que en tierras no restauradas en la llanura aluvial, lo que destaca la importancia de el hábitat proporcionado por estos sitios de restauración. Anteriormente, las aves de pantano eran escasas en el delta fuera de los humedales Ciénega de Santa Clara y El Doctor, pero en la última década se han observado un aumento exponencial del número de avetoro menor y rascón costero del pacífico en el río Hardy, un pequeño afluente del río Colorado que transporta flujos compuestos por drenaje agrícola y aguas residuales tratadas hacia el estuario superior, donde el río Colorado se encuentra con el mar. Estos flujos han aumentado en volumen y certeza en los últimos años a medida que los socios de Alianza Revive el Río Colorado trabajaron con una instalación local de tratamiento de aguas residuales para aumentar su capacidad a través de soluciones basadas en la naturaleza a cambio de dedicar una parte del agua tratada al río. Los flujos adicionales en el río Hardy y los esfuerzos para mejorar la conectividad hidrológica en el estuario también han ayudado a las colonias de cría de aves acuáticas como el cormorán orejón y la garza morena a mudarse y expandir su uso de la parte baja del río Hardy y la parte superior del estuario. 

Desde la temporada de monitoreo de 2018, Audubon ha iniciado un proyecto con nuestro socio, Pronatura Noroeste, para realizar encuestas de aves playeras en avión para comprender mejor su presencia en las marismas en gran parte inaccesibles del estuario y la Ciénega de Santa Clara. Lo que aprendamos a través de estas encuestas dará forma a los enfoques de restauración en estas áreas.

El programa de monitoreo binacional también nos ayuda a identificar desafíos y hacer mejoras en nuestros enfoques para los próximos años. Aprendimos que el aumento significativo en la vegetación observado en todo el corredor ribereño después de un gran, y ampliamente reportado, flujo de pulso en 2014 fue de corta duración, volviendo a las condiciones anteriores al flujo de pulso en 2018. Y así, durante 2021 y 2022, las entregas de agua ambiental se diseñaron estratégicamente para apuntar al delta central, donde persisten las condiciones favorables del agua subterránea, creando beneficios ecológicos más sostenibles.

Es un testimonio del arduo trabajo de todos los involucrados que muchas de las recomendaciones de los informes se estén poniendo en práctica, incluyendo: desarrollar prácticas de monitoreo para cuantificar los beneficios sociales y recreativos, desarrollar una base de datos binacional para almacenar datos y permitir un análisis más interdisciplinario, y la celebración de talleres de gestión adaptativa para apoyar el aprendizaje continuo y la mejora en los enfoques de restauración.

Las aves nos dicen que la cooperación binacional para restaurar el hábitat en el delta del río Colorado está funcionando.  Gracias a los esfuerzos comprometidos de docenas de personas en los Estados Unidos y México, que trabajan en agencias federales y estatales, universidades y organizaciones sin fines de lucro, estamos devolviendo la vida a este ecosistema. La ciencia sólida está marcando la diferencia.

Este artículo fue traducido al español por María "Fernanda" Torres Maqueda.