El exitoso resultado del Programa de Gestión Costera de Audubon adaptado a Chile

El Pilpilén común cuenta la historia de cientos de aves que hoy enfrentan un complejo escenario para su conservación. Catalogada como Casi Amenazada, esta ave hoy se ha convertido en uno de los focos de trabajo de Audubon Américas en Chile.

Miles de aves playeras provenientes de la región Neártica viajan más de 10.000 kilómetros a las extensas costas de Chile en busca de descanso, alimento y zonas para reproducirse. Estas especies pasan la mayor parte de su tiempo muy separadas espacialmente, lo que las hace vulnerables a los rápidos cambios de las condiciones ambientales de los ecosistemas.

Una de estas aves es el Pilpilén común (Haematopus palliatus), especie se encuentra presente desde Norteamérica hasta el extremo sur de Sudamérica. En Chile, desde Arica a Chiloé, con menor presencia hacia el Estrecho de Magallanes. Su hábitat es estrictamente costero, zonas con extensas playas arenosas, roqueríos, dunas y marismas.

Se reproducen por primera vez a los tres o cuatro años, los huevos son de color gris amarronado con manchas de color oscuro y la incubación la realizan ambos sexos durante 24-28 días. Ambos padres alimentan a las crías durante al menos dos meses después de la eclosión.

Hoy, lamentablemente, la especie ha sido catalogada como Casi Amenazada según el Reglamento de clasificación de Especies Silvestres (RCE) en Chile, que vigila su estado de conservación.

Playa Isla de los Reyes Rocuant: eslabón clave para la conservación del pilpilén

Dentro del Sistema Humedal Rocuant Andalién, ubicado en la Región del Biobío de Chile, se encuentra la playa Isla de los Reyes. De nueve kilómetros de extensión, con arena y dunas primarias, en este lugar predominan diversas especies que proporcionan condiciones perfectas para la alimentación e instalación de nidos de aves playeras. 

Esta playa actualmente es considerada un Área Importante para la Conservación de las Aves (IBA) por las especies Amenazadas o Casi Amenazadas que congrega, entre ellas, el Pilpilén.

En este lugar, el escenario es complejo no solo para esta ave, sino que también para las otras especies que la habitan. Esto, ya que a lo largo de su rango de distribución enfrenta diversas amenazas, tales como el tránsito de vehículos motorizados en las playas o planicies costeras utilizadas como sitios de nidificación, la presencia de perros asilvestrados y con dueño, la destrucción del hábitat de reproducción debido a la construcción cerca de la costa y los efectos del cambio climático.

Ante la urgencia de tomar acciones de conservación tempranas que contribuyan a revertir la disminución de aves playeras en la zona, entre los años 2019 y 2021, Audubon Américas, junto a CODEFF (Comité Nacional Pro Defensa de la Flora y Fauna) y con la colaboración del Proyecto GEF Humedales Costeros del Ministerio de Medio Ambiente, desarrollaron el Plan de Acción de Conservación del Sistema Humedal Rocuant Andalién, en la Región del Biobío, Chile.

En dicho Plan de Acción se identificaron ocho objetos de conservación, entre ellos las aves playeras migratorias, así como también sus amenazas directas. Además, se plantearon cuatro líneas de acción y 100 acciones de conservación. 

Sumado a esto, y en el marco del proyecto “Integración de la conservación de las aves costeras en Chile II” realizado por Audubon Américas, se adaptó e implementó el “Programa de Gestión Costera” de National Audubon Society para Chile.

Dentro de las principales actividades sugeridas a realizar durante la temporada reproductiva del Pilpilén, el manual identifica: capacitación de voluntarios, profesores y niños, monitoreo de la colonia reproductiva y educación ambiental para los visitantes.

Para esto, el trabajo de los voluntarios fue indispensable: instalaron tres cercos perimetrales simbólicos con una longitud total de 762 metros. Además, los niños y adultos pintaron diversos letreros con mensajes informativos para proteger el sitio y las aves.

¿El resultado? El duro trabajo de estos 40 voluntarios permitió proteger 213 parejas reproductivas, 426 huevos, 66 polluelos y 35 volantones[1].

Hoy más que nunca, para avanzar en la recuperación y conservación es necesario trabajar por una visión global sobre cambios críticos en el hábitat de las aves playeras. Esto, con el fin de identificar las prioridades de conservación y planificación que impulsen el desarrollo de iniciativas y políticas de conservación a gran escala, criticas para las especies migratorias.


[1] Estas actividades fueron ejecutadas junto a Fundación Bandada, una ONG local dedicada a la conservación de la naturaleza con énfasis en conservación de las aves y sus hábitats. Además, contaron con financiamiento complementario del GEF Humedales Costeros del Ministerio de Medio Ambiente de Chile y el apoyo de la Mesa de Trabajo del Pilpilén - constituida por representantes del sector público, privado y sociedad civil.