Una vez más, las islas de Bahamas se llenan de flamencos

En la isla Gran Inagua, las aves más llamativas han regresado.

Una de las historias de conservación exitosa más importantes del Caribe comenzó a principios de la década de 1950, cuando el ornitólogo Robert Porter Allen, primer director de Investigación de Audubon, llegó a las islas del sur de Bahamas para encontrarse con una escasa población de flamencos (apenas unos cien), una de las últimas colonias reproductivas de flamencos del Caribe. Gracias a los esfuerzos de Allen y otros colegas, el gobierno de Bahamas decidió preservar la mitad de Gran Inagua como parque nacional, y ahora la población de flamencos de la isla llega a los 80.000 ejemplares, superando en número a los residentes de la isla con una proporción mayor de 80 a 1.

Por este sendero (arriba)

En la superficie salada del Lago Rosa en el Parque Nacional de Inagua, los flamencos agrupan a sus polluelos en grupos conocidos como "crèches". Algunos adultos supervisan cada "crèche", mientras otros buscan alimento y regresan todos los días para alimentar a sus crías, a las que reconocen por sus patrones vocales y su apariencia. 

Un huevo solitario

Un huevo de flamenco reposa abandonado en su nido. Los flamencos ponen un solo huevo al año. Si se pierde o se daña, no suelen poner otro. Tanto el macho como la hembra juntan lodo con sus picos y le dan forma al nuevo nido con sus propias patas. Los flamencos son aves sociales. Suelen construir sus nidos a poca distancia uno del otro, creando así "barrios" de flamencos.

Pequeño explorador

Con su pata palmeada de gran tamaño, un polluelo solitario explora una franja del terreno en el centro del Lago Rosa. Los polluelos saben caminar y nadar como expertos cuando abandonan el nido, pero los que se alejan de la "crèche" son vulnerables a los predadores.

La hora del almuerzo

Los adultos alimentan a sus crías con una secreción de su tracto digestivo superior que se conocida como "leche", de la misma manera en que la que lo hacen las palomas con sus pichones. Esta secreción la causa la hormona prolactina, producida tanto por los machos como por las hembras.

Explosión demográfica (o el famoso "baby boom")

Las aves adultas deben alimentar a sus polluelos durante unos tres meses, hasta que sus picos comienzan a alargarse y curvarse hacia atrás en forma gradual para que puedan comenzar a conseguir su propio alimento. Una vez que un polluelo puede conseguir su propio alimento, se le desteta y sus padres dejan de conseguir alimento hacerlo por él.

La vida en la isla

El principal empleador de Inagua es Morton Salt. Audubon ayuda a capacitar guías turísticos para el programa de turismo ecológico de aves de Gran Inagua, una iniciativa que busca diversificar los ingresos de los isleños. Tarra Lindo genera parte de sus ingresos mostrándoles a los visitantes los flamencos y otras aves de Inagua. "Nuestros ancestros cazaban flamencos", cuenta Lindo. "Y nuestra generación ahora se encarga de protegerlos".

Colina de sal

Un empleado de la empresa Morton Salt recoge impurezas de una colina de sal formada a partir de agua del océano a través de un proceso de evaporación natural. Si bien el desarrollo y la pérdida de hábitat amenazan la estabilidad de los flamencos, las lagunas de sal concentrada de Morton brindan a las aves de Inagua un hábitat valioso de aguas poco profundas. 

Ciclo virtuoso

La espuma salada, que se forma en el agua cuando resurge la materia orgánica, flota en los caminos que atraviesan las lagunas de Morton. Las artemias ingieren las algas que crecen en el fondo de las lagunas, y los flamencos se alimentan de las artemias, lo cual favorece el proceso de concentración de la sal, generando una relación simbiótica. 

Explosión de color

A pesar de que nacen con un color gris o blanco, estas limícolas obtienen su plumaje brillante en su madurez a raíz de los pigmentos naranjas y rojos de su dieta, que incluyen crustáceos, larvas y algas.

Listos para el despegue

A la mañana temprano, los flamencos se separan de la colonia para alimentarse, mostrando las plumas negras de sus alas. 

Video: Melissa Groo

Esta historia se publicó originalmente en inglés en el ejemplar Primavera 2018 de la Revista Audubon, bajo el título "High and Mighty". Para recibir la revista de Audubon , hágase miembro hoy mismo realizando una donación