La singular migración de la Cigüeña Americana plantea muchas preguntas

Este emblema inconfundible de los Everglades y otros humedales del sur puede estar cambiando su comportamiento migratorio en respuesta a los efectos de los seres humanos en el ecosistema.
Wood Stork.

El ave limícola más grande de América del Norte y nuestra única especie de cigüeña autóctona, la Cigüeña Americana es un ícono del sureste de los Estados Unidos. Vadeando por pantanos, marismas y lagunas de cipreses de agua dulce poco profunda, es inconfundible, excepto cuando vuela por encima, donde someramente se parece al Pelícano Blanco Americano. Al igual que el pelícano, las Cigüeñas Americanas son voladoras excelentes, se elevan bien y se observan regularmente a gran altura en días cálidos, aprovechando las corrientes térmicas para planear. Pero, a diferencia del Pelícano Blanco Americano, la Cigüeña Americana no es una especie migratoria en el sentido tradicional. Hasta hace poco, los investigadores definían a las Cigüeñas Americanas como no verdaderas aves migratorias. Pero nuestra comprensión de los movimientos de la Cigüeña Americana ha cambiado. Los investigadores ahora saben que son parcialmente migratorias y, al igual que otras aves limícolas, se desplazan ampliamente en respuesta a las condiciones medioambientales locales, que varían de un año a otro.

 

Esta respuesta, junto con sus requisitos de hábitat específicos, convierte a las Cigüeñas Americanas en un indicador de ecosistema ideal para la salud de nuestros humedales del sur, incluidos los Everglades. Gracias a la colocación de bandas de rastreo por GPS, los investigadores han podido estudiar sus movimientos, lo que genera datos que pueden ayudar a los científicos a medir la salud de los sistemas en los que habitan las cigüeñas, incluidos los efectos del cambio climático en nuestros humedales. La Dra. Simona Picardi es una de las investigadoras cuyas habilidades cuantitativas han ayudado a esclarecer los movimientos de estas grandes aves limícolas en el sureste. Lo que aprendió es interesante y tiene muchas implicaciones para la supervivencia de las Cigüeñas Americanas e incluso de los Everglades.

 

Proveniente de Italia, Picardi, que se especializa en métodos de análisis cuantitativos de datos de movimiento y seguimiento, adquirió experiencia analítica al realizar estudios sobre corzos en la Universidad de Roma para obtener su maestría. Cuando surgió la oportunidad de analizar los movimientos de las Cigüeñas Americanas en la Universidad de Florida, Picardi se mudó a los Estados Unidos en 2015. Para su doctorado, Picardi trabajó en un conjunto existente de datos de seguimiento de la Cigüeña Americana con los movimientos de 133 cigüeñas capturadas en el sureste entre 2004 y 2012. Lo que hizo que este conjunto de datos fuera tan especial es que las Cigüeñas Americanas estaban equipadas con bandas GPS que funcionan con energía solar, lo que originó un seguimiento no limitado por la energía de la batería o la ubicación, las restricciones habituales de la duración de un estudio de seguimiento. Como resultado, los investigadores obtuvieron un conjunto de datos a largo plazo de los movimientos de las cigüeñas en el sureste, con un ejemplar rastreado finalmente durante once años consecutivos.

Dr. Simona Picardi.

Esta investigación, la primera de su tipo, que Picardi y sus colegas publicaron en la revista de acceso abierto Ecosphere, demuestra que las Cigüeñas Americanas son parcialmente migratorias, algo que los investigadores nunca antes habían cuantificado formalmente. Sin embargo, como muchas cosas en ecología, los datos de seguimiento pueden ser difíciles de clasificar, algo que Picardi se apresuró a señalar.

 

“En el caso de los movimientos de las Cigüeñas Americanas, resulta que es un gradiente entre residencia y migración. Hay muchos más matices de comportamiento entre estos dos extremos de lo que se pensaba”. Prosigue agregando: “No solo algunas cigüeñas son residentes del sur de la Florida durante todo el año mientras que otras migran a través del sureste, sino que también descubrimos que algunos ejemplares, jóvenes y adultos por igual, cambian su estrategia de un año a otro. Así que, en lo que respecta a las Cigüeñas Americanas, su estrategia a nivel de población es la migración tanto parcial como facultativa”.

 

Picardi aclara, sugiriendo que diferentes respuestas probablemente reflejan diferentes estrategias que son necesarias debido a las condiciones cambiantes en toda la zona de distribución: “Creemos que la migración parcial es una estrategia de minimización de riesgos que tiene sentido ecológico en el medioambiente extremadamente impredecible de los Everglades o de cualquier humedal. Al tener ejemplares que hacen cosas diferentes en un entorno impredecible, es probable que algunos ejemplares tengan éxito cada año, lo que permitirá que las poblaciones perduren”.

 

Pero determinar que las Cigüeñas Americanas son parcialmente migratorias en el sureste no describe el panorama completo para Picardi. “Lo que deseo saber es si la residencia en comparación con la migración afecta la adecuación biológica”. Prosigue señalando que el paisaje alrededor de las Cigüeñas Americanas está cambiando drásticamente y lo ha hecho en el siglo pasado, a lo que Picardi pregunta: “¿Las Cigüeñas Americanas van a responder a estos cambios? ¿Persistirán?” Parece que el seguimiento continuo de las Cigüeñas Americanas podría revelarlo con el tiempo.

 

Los cambios en los Everglades y en la hidrología de la región a los que hace referencia Picardi han causado que las Cigüeñas Americanas disminuyan como reproductoras en los Everglades y amplíen su área de reproducción en el sureste a medida que buscan nuevos hábitats. Las Cigüeñas Americanas se alimentan de manera táctil, por lo que requieren condiciones específicas y, debido a que las fuentes de comida están vinculadas críticamente con la hidrología de los Everglades, experimentaron fuertes declives durante la década de 1940 cuando una red de canales que los humanos implementaron para hacer que el sur de la Florida fuera más seco y, por lo tanto, más fácil de urbanizar, alteró la hidrología de la zona. Durante la década de 1970, como respuesta directa a la hidrología alterada del sur de Florida, las Cigüeñas Americanas expandieron su área de reproducción hacia el norte por todo el sureste. Afortunadamente, hubo un repunte lento durante las décadas de 1960 y 1970, lo que, según Picardi, es la razón por la que quería analizar la adecuación biológica, para saber si se estaba produciendo un cambio en las Cigüeñas Americanas. “Dados los cambios drásticos del siglo pasado, me interesaba analizar si los patrones de migración están surgiendo debido al cambio medioambiental”.

 

Sorprendentemente, el estudio de Picardi tiene muchos títulos, ya que fue el primero en observar la migración parcial de un ave limícola en el sureste y el primero en brindar una imagen tan completa de los movimientos individuales anuales de cualquier ave limícola en los EE. UU. Además, agrega: “Las aves limícolas son uno de los grupos de aves menos estudiados en este sentido”. Un dato que Picardi encuentra interesante debido a que el tamaño de las aves limícolas se presta perfectamente para estudios de seguimiento. Y agrega: “Las aves limícolas son un grupo fascinante de especies que son buenos modelos para estudiar la migración parcial debido a que viven en hábitats impredecibles como los humedales”. Picardi sospecha que, a medida que se rastreen otras aves limícolas, se podrán observar resultados similares.

 

Picardi y sus colegas también demostraron que no todos los ejemplares rastreados permanecieron en los Estados Unidos. En un estudio publicado en la revista revisada por expertos Caribbean Naturalist, se proporcionaron los resultados de dos Cigüeñas Americanas que migraban de Georgia y el este de Misisipi hasta México. Un ejemplar joven permaneció en México durante los siguientes cuatro años hasta la edad adulta. Este estudio presentó pruebas de la posible mezcla entre las poblaciones de Cigüeñas Americanas de Estados Unidos, México y América Central, que no se había documentado previamente mediante aves rastreadas. Comprender el grado de mezcla genética tiene implicaciones importantes para la conservación de las poblaciones.

 

Dado que los conservacionistas y los encargados de la toma de decisiones suelen utilizar los resultados de la investigación sobre las cigüeñas para guiar la gestión, Picardi confirma que las Cigüeñas Americanas son indicadores esenciales de la salud de los Everglades y los humedales del sureste. Sin embargo, Picardi sugiere que esto podría cambiar con una modificación potencial en su estrategia de desplazamiento. Si las Cigüeñas Americanas “pasaran de ser migratorias a una estrategia de residencia como resultado de una creciente dependencia de las fuentes humanas de acomida, las Cigüeñas Americanas serían menos confiables como indicadores de los humedales naturales”. Como resultado, Picardi está muy interesada en comprender si las Cigüeñas Americanas, ya sea migratorias o residentes, se alimentan en diferentes lugares durante la época de reproducción. Los primeros resultados de los estudios de seguimiento indican que las cigüeñas residentes se alimentan mucho más cerca de las ciudades que las migratorias, utilizando a menudo nuevas fuentes de comida y afectando potencialmente de forma negativa a la especie en su conjunto.

 

En un estudio de la Dra. Betsy Evans, realizado durante su época en la Universidad Atlántica de Florida, se analizó el contenido intestinal de las crías de Cigüeña Americana y se reveló que contenía comida para humanos, como nuggets de pollo y salchichas. Una hipótesis que plantea Picardi es que algunas cigüeñas se han convertido en residentes en las últimas décadas porque se han adaptado para aprovechar nuevas fuentes de comida de los humanos; y si este rasgo es hereditario, podríamos estar viendo el comienzo de un cambio. En las próximas décadas, es posible que las Cigüeñas Americanas se vuelvan totalmente residentes, lo que aumentaría el riesgo de transmisión de enfermedades cuando las cigüeñas se congreguen de nuevas formas en las afueras e incluso dentro de los límites de las ciudades.

 

Pero las repercusiones del cambio de estrategia de las Cigüeñas Americanas, su paso de ser aves migratorias a residentes todo el año, también se extienden a los sistemas que habitan, incluidos los Everglades. Picardi advierte que si las Cigüeñas Americanas se alimentan fuera del sistema de los Everglades, podría tener un efecto descendente, ya que los excrementos de las Cigüeñas Americanas son una fuente importante de nutrientes en los hábitats de los humedales. La falta de excrementos de cigüeña podría contribuir a un cambio en el ciclo de los nutrientes, que impulsa la composición de la comunidad vegetal, la densidad de la vegetación y las poblaciones de peces e invertebrados. El cambio resultante podría tener consecuencias sustanciales e imprevisibles en la función de los ecosistemas en lugares como los Everglades.

 

Para Picardi, la conservación de todas las especies de los Everglades, incluidas las cigüeñas, depende de un enfoque ascendente, que comience por conseguir agua en cantidad suficiente y de la calidad adecuada, y restaurar los caudales históricos desde el lago Okeechobee hasta la bahía de Florida. Sin embargo, vale la pena señalar que los cambios en la hidrología a lo largo de los años no afectaron por igual a todas las especies de aves limícolas. Por el contrario, los recolectores táctiles, incluidas las Cigüeñas Americanas, los Ibis Blancos y las Espátulas Rosadas, se han visto profundamente afectados por los cambios en la profundidad y la salinidad del agua alrededor de la bahía de Florida y sus manglares adyacentes causados por la hidrología cambiante.

 

Si bien su amor por las Cigüeñas Americanas y sus movimientos nunca disminuirá, Picardi se ha centrado recientemente en otra especie emblemática de otro sistema icónico. Actualmente Picardi es investigadora posdoctoral en la Universidad Estatal de Utah, y trata de combinar enfoques de modelado de poblaciones y movimientos para informar sobre la gestión y la conservación de las poblaciones de Urogallo de las Artemisas en todo el oeste del país. Según Picardi, aunque a primera vista el Urogallo de las Artemisas no parece tener mucho en común con la Cigüeña Americana, comparten algunas similitudes si se mira más de cerca.

 

“Ambos son íconos inconfundibles de sus respectivos ecosistemas, y su conservación significa mucho más que la conservación de una sola especie. Mientras que las Cigüeñas Americanas son indicadores del funcionamiento del ecosistema en los Everglades, el Urogallo de las Artemisas se considera una especie paraguas para proteger todo el ecosistema de estepa de artemisas en América del Norte”.

 

Para dar una mirada más cercana a los datos de la Cigüeña Americana analizados por Picardi y sus colegas, incluidos el Dr. Peter Frederick, la Dra. Rena Borkhataria, el Dr. Mathieu Basille y Larry Bryan, consulte el mapa de la Cigüeña Americana en ExplorAves.

 

Si desea seguir a Simona Picardi en Twitter, puede encontrarla como @simopicardi, donde usa la plataforma de redes sociales para compartir su investigación y conectarse con otros científicos.